Mantener una buena alimentación y una dieta saludable durante el embarazo es fundamental para la salud de la madre y el feto. Ayuda al desarrollo de los huesos fetales y de las células sanguíneas. Estimula la inmunidad materna, previene la anemia, fortalece al organismo y prepara las condiciones para el parto, estimulando la producción de leche para la lactancia.
La Dra. Javiera Yakcich, ginecóloga de Clínica Universidad de los Andes, afirma que, “durante el primer mes, uno debe alimentarse de forma habitual, pero entre el segundo y tercer trimestre hay que aumentar la ingesta de alimentos, ya que se necesitan alrededor de 300 calorías adicionales diariamente”.
Estos son los productos que deben considerarse en la dieta:
- Carnes magras: pollos, pescados y legumbres
- Hidratos de carbono: pan, cereales, papas, arroz y pastas
- Grasas de origen vegetal: aceite de oliva
- Productos lácteos pasteurizados: yogur, leche y quesos
- Vegetales ricos en vitaminas, minerales y fibras: legumbres, brócoli, frutillas y entre otros más
¿Qué hay que dejar de lado? Para evitar problemas tanto en la madre como en el niño se aconseja:
- No consumir ningún tipo de carne que sea cruda o lácteos que no hayan sido pasteurizados
- Cocinar siempre los embutidos hasta que lleguen a hervir
- No consumir alcohol durante el transcurso del embarazo
- Restringir la cafeína a una o dos tazas de café por día
La especialista complementa que, “hay que tener precaución con la contaminación cruzada, que se puede dar por medio de la manipulación de cuchillos o tablas, produce el riesgo de contraer la bacteria de listeria, conocida como una infección grave que puede producir un parto prematuro o muerte fetal dentro del útero”.
Es relevante seguir estas recomendaciones, sin embargo, algunas pacientes deben seguir cuidados particulares según cada condición, por lo que deben contar siempre con el seguimiento por parte de su médico.
